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El mal funcionamiento de bajantes es una preocupación constante que afecta a la comunidad de propietarios de un edificio, ya que se trata de un sistema de tuberías cuyo papel es fundamental en la higiene en los hogares por su trabajo en la recolección de aguas residuales y pluviales.

Reparar o reemplazar es una cuestión a debatir porque puede representar una buena cantidad de molestias a raíz de los trabajos que deben realizarse, cuyas consecuencias a veces pueden ser las interrupciones en el servicio de agua y otros daños a elementos comunes.

¿Quién se hace cargo?

En cualquier caso, sea reparar o reemplazar, el mal funcionamiento de bajantes es una responsabilidad que debe asumir la comunidad, tal como establece el Código Civil. En este sentido, son representantes de la comunidad de vecinos quienes deben avisar a los especialistas que se encargarán de arreglar o sustituir los bajantes.

Esto es así porque los bajantes son elementos comunes de una edificación. En este punto es necesario aclarar que cuando se trata de reparaciones o reemplazo, la gran inversión económica que los vecinos deben realizar no siempre está contemplada en las pólizas de seguro, debido a que son consideradas como problemas de conservación del sistema. Todo dependerá del tipo de póliza que se tenga contratada.

Establecer la raíz del problema

Por su supuesto, lo primero a tener en cuenta es que para saber con certeza si el mal funcionamiento de bajantes requiere de una reparación o de un reemplazo, depende del asesoramiento de expertos, quienes son los únicos que pueden establecer cuál es realmente la raíz del problema.

Al detectar las anomalías o los atascos, los profesionales podrán o iniciar la reparación o recomendar la sustitución de la estructura.

Reemplazar

En muchas ocasiones se piensa que la solución a un bajante que funciona mal es reemplazarlo, porque es lo que parece más lógico. Sin embargo, esta opción presenta inconvenientes, y una de ellas es el indispensable acuerdo de toda la comunidad de vecinos que se verá afectada por los trabajos que implican.

Una vez acordada la sustitución viene otra serie de molestias que incluyen bastante ruido y gran cantidad de desechos, aspectos que estarán perturbando a los vecinos durante varios días.

Reparar

Por otro lado, está la alternativa de la reparación sin obra, que, gracias a los avances de la tecnología, permite un arreglo de la estructura en muy poco tiempo, sin la generación de molestias, golpes o residuos, y sin que la comunidad sufra por la solución de la avería.

Y algo mucho más importante: la reparación sin obra supone un ahorro significativo frente a la opción del reemplazo de los bajantes. Se trata entonces de una solución más eficaz de saneamiento urbano.

Prevenir

Para evitar reparar o reemplazar los bajantes, lo fundamental y prioritario es prevenir los problemas con una supervisión permanente, el mantenimiento de la estructura y un trabajo de concienciación de la comunidad de vecinos para evitar conductas erróneas que ocasionan atascos, como arrojar componentes químicos, guantes de látex, pinturas, productos desengrasantes, disolventes y muchos otros elementos.

Por supuesto, al primer indicio de mal funcionamiento de bajantes, es necesario llamar a los técnicos para efectuar un diagnóstico de la situación.

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Probablemente, sepas que una conexión eficaz al sistema de cloacas ha permitido a lo largo de la historia la eliminación de los focos de infección que representaban los pozos sépticos tanto en viviendas como en comercios, erradicando así un elevado nivel de contaminación.

Es por ello por lo que, aunque no pienses en ellas a diario, sabes de su importante contribución al saneamiento del medioambiente y a la protección de la salud púbica, porque mejoran la higiene y eliminan una gran cantidad de riesgos de enfermedades.

Pero alrededor de las cloacas también existe una serie de aspectos que tal vez no conocías. Mencionaremos cinco de ellos a continuación.

1. Utilizadas para estudios científicos

Científicos del Laboratorio de Biología Marina de Woods Hole en Massachusetts y la Universidad de Wisconsin descubrieron que la tasa de obesidad en una ciudad puede determinarse al estudiar las aguas que transportan las cloacas.

Al analizar los microorganismos presentes en las heces humanas se pueden obtener muchos datos sobre la salud de las personas. Es precisamente lo que hizo el grupo de especialistas: estudiaron más de 200 muestras obtenidas de plantas de tratamiento de más de 70 capitales de Estados Unidos.

Posteriormente, los científicos utilizaron técnicas de secuenciación genómica y de este modo lograron identificar las diferentes variedades de bacterias que contienen los desechos orgánicos humanos que viajan por el sistema de cloacas.

2. Hogar de criaturas

En las cloacas puede habitar una serie de criaturas. Algunas de ellas son las siguientes:

• Serpientes
• Ratas
• Patos
• Zorros
• Lagartos
• Hurones

3. Tienen una atmósfera especial… y peligrosa

Las cloacas y alcantarillas poseen una atmósfera especial que puede llegar a ser peligrosa, ya que el agua contiene un componente explosivo: el metano. Además, otro elemento presente es el sulfuro de hidrógeno, cuya toxicidad es muy elevada si llega a respirarse.

Se trata de dos gases que surgen del agua descompuesta y en circunstancias determinadas pueden suponer un peligro latente para la salud de las personas.

4. Son parte de la historia

La Cloaca Máxima es el nombre bajo el cual se conoce uno de los sistemas más antiguos del mundo, construida cerca del 600 a. C en Roma. El objetivo principal de la obra era llevar a cabo el drenaje, los pantanos locales y eliminar los residuos de una ciudad que contaba con una significativa población. Su efluente iba a parar al río Tíber.

Originalmente, era un sistema con un canal a cielo abierto, el cual iba recogiendo aguas que descendían de las colinas, y a su vez drenaba la estepa del Foro Romano. Asimismo, se ha descubierto que sus partes más bajas fueron construidas bajo el suelo.

5. Pueden digitalizarse

Ya existe un sistema mediante el cual las cloacas pueden digitalizarse para monitorizar su estado real. De este modo, se puede prevenir la presencia de cargas contaminantes que podrían terminar vertidas en un entorno natural, y así actuar antes de que ocurran incidentes o contratiempos.

Funciona así: se instalan sensores que van vinculados a un software y proporcionan los datos necesarios. Varias ciudades europeas ya cuentan con este sistema, entre ellas Barcelona.

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Toda construcción posee desagües que permiten evitar la acumulación de agua de lluvia y las consecuentes inundaciones. Es lo que se conoce como imbornales, y, sin duda, conservarlos limpios es fundamental para el buen funcionamiento de un sistema de drenaje de agua. Esa es la razón por la cual es imprescindible efectuar la inspección de imbornales.

Plan estricto

Una inspección de imbornales periódica logra conservar en el mejor estado los elementos esenciales de la infraestructura urbana como los desagües. Debe hacerse cumpliendo un plan minucioso y estricto para lograr los objetivos deseados.

La forma más utilizada para realizar este tipo de inspección es introducir cámaras de video, recurso que sirve para comprobar si existen elementos de atascos o interferencias impidiendo el libre paso del agua por los conductos. Este recurso permite elaborar un diagnóstico certero de la avería.

De esta manera, es posible desarrollar un informe detallado del estado en que se encuentra el imbornal, identificando la avería y dando lugar a los posteriores trabajos de mantenimiento correctivo y al respectivo seguimiento de cada incidente que surja en el sistema.

La importancia de realizar una inspección de imbornales en cualquier zona es tanta, que, de no llevarse a cabo, podrían presentarse graves problemas de inundación durante los días lluviosos.

Preventiva y correctiva

Para inspeccionar los imbornales existen dos modalidades específicas:

La inspección preventiva

Esta modalidad implica una limpieza profunda que suele comenzar con el lavado de las rejillas de la tubería, con el objetivo de eliminar cualquier clase de residuo sólido que pudiese obstaculizarla, lo cual evita que cumpla su trabajo primordial como drenaje.

Seguidamente, es importante emprender la tarea de retirar todos los desechos, hojas y objetos para despejar completamente el espacio en el imbornal. Cuánto dure la operación dependerá básicamente del tamaño de la instalación y la cantidad de residuos presente.

La inspección correctiva

Cuando una avería o un elemento perjudicial ha sido detectado en la inspección preventiva, es necesario desarrollar una revisión minuciosa de los imbornales, lo que constituye la inspección correctiva.

Habitualmente, esta inspección se concentra en las rejillas y en la tubería, donde suelen atascarse elementos que interfieren con el funcionamiento normal del sistema.

Es esencial que la inspección correctiva sea realizada por especialistas que sepan detectar cualquier anormalidad, identificar averías y establecer en qué punto específico de la tubería se encuentra el perjuicio. Únicamente con la debida experiencia técnica es posible detectar estas anomalías y proceder a su reparación.

De este modo, se emprenderán las labores de restauración con la certeza de que está en manos de profesionales que saben cómo hacerlas, con los equipos y expertos idóneos.

Expertos en el área

La inspección de imbornales, tanto en su fase preventiva como correctiva, garantiza que las aguas fluviales fluyan apropiadamente a través de los sistemas de desagüe.

Por ello, llevar a cabo el mantenimiento frecuente es primordial para precisar dónde existen problemas o averías que perjudican el estado del sistema. Verificar y luego reparar el tipo de problema existente en los imbornales es un trabajo que solo debe ser realizado por expertos.

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